EL MUNDO
9 junio
2023
Ni
bótox ni ácido hialurónico: la radiofrecuencia como opción sin pinchazos para
quienes quieren mantener su rostro (y cuerpo) ... pero
más joven
Marta Sotillo
Aunque el bótox y el ácido hialurónico
son los reyes del antiaging, la evolución de la
radiofrecuencia hace que esté viviendo una segunda juventud. Que no haya
pinchazos, que trate el envejecimiento global (y zonas rebeldes) y que mejore
sin transformar tiene mucho que ver.
En algún momento de los agitados años 70, entre el caso
Watergate, el advenimiento de Margaret Thatcher como primera ministra del Reino
Unido, la muerte de Elvis o las locas fiestas de Studio 54, alguien (autor
desconocido) se lanzó a usar la radiofrecuencia en el campo de la estética.
Pese a su edad, por esta tecnología basada en el electromagnetismo parece que
no pasan los años y hoy vive su propia revolución antiaging.
Antes de hincar el diente a los porqués de este renovado
interés por una aparatología que ya acumula medio siglo de vida, no está de más
recordar qué hace la radiofrecuencia para seguir siendo un básico en las
consultas de estética.
Los secretos antiedad de la radiofrecuencia
"A través de la aplicación de ondas electromagnéticas
con un cabezal que se pone en contacto con la piel, se produce un calentamiento
de las diferentes capas de la dermis. Este calor estimula los fibroblastos, las
células encargadas de formar colágeno y elastina, responsables de que la piel
esté tonificada y sin arrugas", resume la doctora Virtudes Ruiz, de las clínicas
Virtudestética (Murcia).
Además, "la radiofrecuencia favorece la circulación y
mejora el drenaje linfático", añade Isabel Moreno, presidenta de la
Asociación Española de Cirugía Estética Plástica (AECEP). En cristiano: es una
tecnología que revierte el descolgamiento y la
flacidez facial y corporal, y mejora arrugas y líneas de expresión, en lo que
la doctora Ruiz llama una "mesoterapia virtual, sin pinchacitos ni
dolor".
Radiofrecuencia para mejorar sin transformar
A pesar de que de entre los 626.778 protocolos faciales que
se realizaron en 2021 en España, el 42% corresponde a infiltraciones de bótox
según el último estudio anual presentado por la Sociedad Española de Medicina
Estética (SEME), no todos los pacientes que quieren verse mejor están dispuestos
a pincharse.
Ahí entra en juego la radiofrecuencia, pero no sólo por eso.
La doctora María Dolores Antón, directora médica de la clínica Antón
(Valencia), reflexiona acerca del nuevo boom de esta tecnología: "Los
pacientes ya no quieren parecerse a otras caras que han visto en la televisión.
Quieren ser ellos, pero más jóvenes: acabar con los ojos cansados, reafirmar la
piel, verse el rostro más esbelto y todo ello sin que nadie perciba más que una
mejora generalizada que no saben a qué achacar". Sobre las ventajas,
Virtudes Ruiz añade que se puede realizar hasta en agosto, "no es
fotosensibilizante, aunque, como tras cualquier tratamiento, hay que ponerse
fotoprotección".
Frente a los pros, algún contra: "La radiofrecuencia
nunca será sustituta de una intervención quirúrgica, sino que es una
alternativa para quienes quieren cuidarse y prevenir, o estar seguros de que
los resultados que se obtienen no tendrán nada de inesperado", cuenta
Isabel Moreno.
Radiofrecuencia para las bolsas de los ojos... y las
rodillas
De lo general a lo particular, tres tipos de radiofrecuencia
destacan en 2023. La primera es Thermage FLX, una
mejora del equipo que nació en 2002, muy segura porque actúa con máxima
precisión, sin tocar ningún tejido adyacente, en "todas aquellas zonas que
acusan flacidez: mejillas, párpados, arco mandibular, bolsas, nalgas, brazos,
abdomen, rodillas, muslos... Es la única aprobada por la FDA (Administración de
Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos) para el tratamiento de ojos, como
una alternativa a la blefaroplastia", explica la doctora Antón.
Se recomienda a partir de los 30 años, que es cuando las
reservas de colágeno empiezan a disminuir en calidad, y hasta los 45, cuando se
produce la caída más importante. Aunque a partir de los 50 también se ven
efectos, como "la recuperación del surco nasogeniano
y del arco mandibular, y la mejora de las bolsas", resume la experta.
En el cuerpo, los mejores resultados se obtienen en las
rodillas -donde incluso la cirugía lo tiene difícil-, los glúteos y el abdomen.
Quedan pendientes para el futuro los brazos, "más complicados porque
tienden a una flacidez más severa", aclara Antón. Es suficiente una sesión
al año, que cuesta desde unos 2.200 euros.
Radiofrecuencia para la línea de la mandíbula
En cuello y papada, esa zona que es otro gran reto de la
medicina estética, se fija la radiofrecuencia bipolar de InMode,
una técnica que destacó en el meeting anual de la AECEP el pasado noviembre.
Con ella, "se produce una retracción de la piel
diseñando la línea mandibular desde la comisura de los labios hasta la oreja,
incluyendo la zona cervical", explica el doctor Jesús Olivas Menayo. Se
realiza introduciendo una cánula (no se necesita bisturí ni incisiones extra)
que lleva el calor de manera precisa a las zonas a tratar.
Lifting sin cirugía de acción antibótox
con radiofrecuencia combinada
'Last but
no least', parece haber llegado para quedarse Emface, "un nuevo abordaje en el rejuvenecimiento
facial con el que se tonifica la musculatura en un moderado efecto lifting sin
agujas, dolor ni hematomas", describe el doctor Ricardo Ruiz, de la
Clínica Dermatológica Internacional (Madrid).
A través unos adhesivos que se colocan en el rostro, se
combina una radiofrecuencia que remodela la piel e incrementa las fibras de
colágeno y elastina y la tecnología HIFES (estimulación eléctrica de alta
frecuencia), que restaura y eleva los tejidos faciales mediante la contracción
selectiva de los músculos.
Antibótox lo llama Ruiz porque, en lugar
de paralizar los músculos faciales y, con ello, las arrugas que surgen al
usarlos, como hace el bótox, los activa y estimula en una especie de yoga
facial a lo bestia. Se recomiendan cuatro sesiones (unos 1.200 euros en total)
que duran hasta un año.
Si con Emface estamos ante un
nuevo bótox, por aquello de ser un tratamiento que cambia las reglas del juego,
está por ver, pero Ricardo Ruiz lo tuvo claro: "Después de ver los efectos
en un congreso en París en enero, la hemos implantado para ayudar a nuestros
pacientes a cumplir años con discreción".